¿Qué es la bursitis en el pie y cómo puede afectar a tu salud?

La bursitis es un trastorno inflamatorio de las bolsas sinoviales o bursas serosas. Puede afectar a diferentes partes del cuerpo, como el hombro, la rodilla o el codo. En las siguientes líneas, nos vamos a ocupar de un tipo específico y bastante frecuente de bursitis: la bursitis en el pie.

Quienes la padecen suelen experimentar un dolor agudo en la zona del talón, sobre todo al caminar y correr. Veamos en qué consiste esta afección, cuáles son sus síntomas y cuál es el tratamiento más habitual.

Bursitis, ¿qué es exactamente?

La bursitis del pie consiste en la inflamación de una bursa serosa, normalmente la situada entre el hueso calcáneo y el talón de Aquiles.

La otra parte del pie donde es común esta patología es en los dedos. Las bursas tienen forma de saquito o almohadilla. Su interior contiene el llamado líquido sinovial y su función es actuar como amortiguador de las articulaciones y reducir el desgaste que produce en ellas la continua fricción de tendones y músculos.

Además de ejercer esta función protectora, las bolsas sinoviales contribuyen a distribuir la carga dentro de las articulaciones, lo que facilita la fluidez de los movimientos.

¿Qué pasa cuando tenemos problemas en las bursas del pie?

Cuando las bursas se someten a roces, a movimientos repetitivos o a golpes, puede producirse una inflamación dolorosa en la zona interesada.

Recordemos un dato curioso que ilustra bien una de las causas más habituales de la bursitis. En el pasado, esta patología recibía diferentes denominaciones populares según la zona afectada. Por ejemplo, “rodilla de lavandera”, nombre que aludía a las lesiones que sufrían las mujeres que lavaban la ropa arrodilladas a la orilla del río.

La bursitis del pie puede afectar a cualquier persona, aunque es especialmente frecuente en los deportistas. Un calzado demasiado ajustado, entrenamientos intensos o la repetición mecánica de ciertos movimientos pueden provocar una sobrecarga en los tendones y la inflamación de las bursas implicadas.

Síntomas de la bursitis en el pie

Los síntomas característicos de la bursitis en el pie son dolor y limitación de la función articular.

Por lo general, el dolor aumenta si se aplica presión sobre la bursa inflamada o la articulación afectada. La inflamación puede dificultar ciertos movimientos, como caminar, saltar o correr.

Además del dolor de pie y talón, esta afección suele presentar síntomas visibles en la piel, como enrojecimiento o hinchazón. Aunque no se trata de una enfermedad grave, sí que puede resultar muy dolorosa y molesta.

La bursitis puede ser aguda o crónica. En el primer caso, los síntomas aparecen pocas horas o, como mucho, días después del surgimiento de la causa desencadenante. El trastorno crónico, en cambio, puede desarrollarse tras varios episodios agudos o traumatismos repetidos. En este caso, los síntomas tienden a empeorar y, a largo plazo, suelen debilitar las articulaciones, los tendones y los músculos.

Aunque con menor frecuencia, la bursitis es un síntoma de otras patologías. La inflamación de la membrana sinovial puede deberse a una infección bacteriana aguda o crónica y a enfermedades como la gota o la artritis reumatoide. Si se presentan los siguientes síntomas, conviene consultar al médico cuanto antes:

  • Dolor intenso y localizado
  • Dificultades para mover las articulaciones
  • Fiebre
  • Erupciones cutáneas
  • Hinchazón

¿En qué partes del pie puedo tener bursitis?

La bursitis afecta a dos zonas del pie:

  • El talón de Aquiles: es la lesión más habitual.
  • Las articulaciones de los dedos de los pies, especialmente el dedo gordo.

La bursitis del talón de Aquiles es la inflamación de la llamada bursa retrocalcánea, que se encuentra en la parte posterior e inferior del talón.

Se produce por el roce del tendón de Aquiles con la bursa y con el hueso del talón. En muchas ocasiones, esta lesión tiene un origen traumático, como una caída o un impacto durante la práctica deportiva.

La bursitis del dedo gordo del pie está a menudo producida por un calzado inadecuado. Su síntoma más evidente es la deformación del dedo. Este problema puede comprometer otras partes del cuerpo como la espalda, las rodillas o las caderas.

Tratamiento para corregir la bursitis

Cuando estamos ante una bursitis aguda, el principal objetivo en la primera fase del tratamiento es reducir el dolor.

Aplicar hielo tres veces al día durante diez minutos ayuda a paliar las molestias. Otra forma eficaz de combatir los síntomas es utilizar antiinflamatorios como el ibuprofeno. La pomada a base de árnica es también un antiinflamatorio y analgésico natural muy recomendable.

No obstante, la terapia más eficaz es la que elimina la causa, por lo que resulta imprescindible visitar a un médico que identifique los síntomas, realice un diagnóstico y prescriba un tratamiento. En función del estado del paciente, un podólogo puede intervenir de diferentes maneras:

  • Antibióticos: si ya existe o si hay riesgo de que surja una infección.
  • Inyecciones con anestésicos y corticoesteroides en la bursa sinovial inflamada.
  • Crioterapia: suele ser muy beneficiosa para paliar el dolor.
  • Fisioterapia: estiramientos musculares y ejercicios.
  • Extracción del líquido sinovial de la bursa afectada.
  • Calzado especial adaptado a las necesidades del paciente. Identificar las anomalías en la movilidad permite al podólogo recomendar zapatos adecuados para reducir la irritación del talón de Aquiles o de los dedos.
  • En los casos más graves, cuando ninguno de los tratamientos anteriores funciona, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para extirpar parte del hueso calcáneo.

Cuando la bursitis se convierte en crónica, el tratamiento es similar al de la forma aguda, aunque el enfoque es principalmente paliativo. Uno de los factores que más va a influir en la recuperación exitosa del paciente es el reposo. Durante el tratamiento, es imprescindible evitar cualquier tipo de actividad que pueda poner en riesgo la zona afectada.

Si repasamos las causas más comunes de la bursitis, parece evidente que, en muchos casos, es posible prevenirla.

Para ello, resulta fundamental proteger las articulaciones, evitar someter a los músculos a una tensión intensa y prestar atención a los movimientos repetitivos. Cuando la prevención no es suficiente y se presentan los primeros síntomas de dolor, confiar en los consejos y en el tratamiento profesional de un podólogo es siempre la mejor opción.

Si tienes este tipo de problemas y crees que puedes tener una bursitis, en nuestra clínica podológica en Xátiva te atenderemos y veremos cuál es tu situación.

Si además eres deportista y quiere prevenir este tipo de lesión, realizamos también estudios de pisada y biomecánicos para corregir malas pisadas y evitar este tipo de lesiones y problemas.

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